Conversando

Hola queridos Héroes. Bienvenidos a una nueva entrega de HDLS. El tema de hoy es un tema muy cotidiano y frecuente: La conversación. Puede que digas: pero de eso ya hemos leído mucho, ya hemos hablado de esas cosas. Pues bien, hoy quiero trabajar la conversación social, esa que hará que en una reunión tú sepas manejar las conversaciones, no sientas ansiedad si no estás con gente conocida y puedas crear aproximaciones hacia las personas interesantes. ¿Qué quiere decir esto? Que podrás desenvolverte mejor en muchas situaciones sociales, como cocteles, fiestas, reuniones familiares, etc.

Este post está totalmente ligado al anterior sobre la escucha, así que es un post de Seducción Después de la Seducción y un post de HDLS. Pero puede ser también un post de ventas, un post de Campo de Acción Social, un post de Campo de Acción Familiar, etc. Es un post supremamente importante para poder relacionarte adecuadamente con tu entorno social, si eres buen conversador eres una persona asequible socialmente y agradable, lo cual tendrá un efecto poderoso en todo lo que hagas. Por esta razón no me voy a enfocar en “errores de la primera cita” o “temas que tienes que tocar o no” etc. Vamos a hacer algo más general sin obviar la importancia de dichos temas.

Empezaremos entonces con tres claves importantes para identificar a un mal conversador. Lecciones tomadas de una de mis HE: María Cecilia Betancur en su libro Dichosos los que saben Hablar. Los tres elementos de un mal conversador son:

1. No tienen de qué hablar. Tenemos que ser cuidadosos acá, pues muchas veces una persona que habla mucho nunca dice nada y son conversadores realmente molestos. Muy seguramente su ansiedad los lleva a hablar más de la cuenta y hasta no poner atención al hilo de la conversación.

2. No tienen con qué hablar. María Cecilia nos dice: “es decir, desconocen el lenguaje pertinente” y yo me permito agregar que además no tienen la habilidad para calibrar contextos. Estas personas hablan fuerte en los buses y bibliotecas, dicen groserías en una comida familiar o hasta hace uso de chistes de doble sentido en ambientes sobrios. Un gran ejemplo de ello son aquellos profesores que bajan su ansiedad ante el grupo haciendo chistes frecuentemente y haciendo perder la importancia del contenido del grupo. Tengan cuidado con la gente muy chistosa; el humor está muy bien, pero cuando es algo frecuente y seguido, seguramente estas personas simplemente no saben escuchar.


3. Carecen de una Actitud Dialogal positiva. Estas personas no valoran su conversador, no lo escuchan y muchas veces son capaces de cambiar de tema constantemente porque interrumpen a su interlocutor y empiezan temas nuevos con facilidad. ¡Sí, ese fue con el que te aburriste tanto la semana pasada!

Ahora bien, el buen conversador es todo lo contrario: siempre tiene de qué hablar; su lenguaje se acomoda a la situación, a la persona con la que está compartiendo y al lugar; y valora al otro escuchándolo, respetando los turnos etc. Repasemos algunos tips para hacer de tus conversaciones ratos agradables y verdaderos campos de entrenamiento para aprender de los demás y de ti. Claro, si aprendes de ti y los demás crecerás como persona.

1. Escucha. Eso quiere decir, aplica lo que dijimos en el post inmediatamente anterior.

2. Mira a la persona con la que hablas, así te fijarás en sus ademanes, en sus formas de hablar, en sus palabras más frecuentes etc. Muchas personas dicen: “es que no escucho con los ojos”. A ellos les digo: SÍ, SÍ ESCUCHAS CON LOS OJOS.


3. Evitas los siguientes errores: enfocarte en ti mismo, hacer muchos chistes, interrumpir, criticar o juzgar lo que el otro dice, hablar de lo que no sabes como si supieras que lo haces.

4. Nunca hables más rápido que tu interlocutor, eso genera una sensación de incomodidad en el otro y es un poco agresivo, intenta hablar y respirar al mismo ritmo que la otra persona, crearás un ambiente agradable. Para ello también puedes copiar su posición (aunque cuando te fijes, si es alguien con quien te sientes a gusto, seguramente están sentados igual o usando palabras similares).

5. Usa tu memoria. Utiliza expresiones como “de razón me decías que…” o “a, la misma persona de la que me hablabas al comienzo...” Eso demostrará que realmente escuchas al otro.

Ponte la misión de hacer que todas tus conversaciones dejen mejor al otro de cómo lo encontraste. Eso te ayudará a dejar puertas abiertas y generar oportunidades en varios campos de tu vida.

Nos vemos queridos Héroes de la Conversación.
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